Antes de poneros al corriente de nuestras andanzas conciertiles, debemos presentaros oficialmente a la nueva groupie, que nos echará una mano por tierras madrileñas en ausencia de la rubia. Como groupie no tiene rival, su recorrido por los directos en esta ciudad (y alrededores) es envidiable, así que estamos eufóricas de poder contar con ella. Ademas, como no podía ser de otra manera, también se corta el pelo cada vez que fracasa. Podéis llamarla Elena Rubberneckin, o la rubia con flequillo.
TOTAL, el sábado fuimos la del flequillo y yo a Wurlitzer (para variar...), pero esta vez, para ver por fin en directo a The Parrots y ya que estábamos, comprobar la molonidad de la que hablaba en la entrada anterior Marta, de los Dead Ghosts.
Llegamos un poco tarde a ver a los loritos, pero nos bastó para comprobar que público, TIENEN. Fue alucinante entrar a una sala así, abrirnos pasos en las primeras filas y vernos inmersas en un pogo rompehuesos. Desde el escenario, los tres integrantes estaban disfrutando y flipando con la que habían montado abajo. Entre el público, amigos de La Voz en Color y los Nastys (a quienes también tenemos ganas de ver en directo).
Hemos estado intentando buscar un término que aune todos los matices de su sonido, y pensamos, que si suenan a algo, es a "garage tropical". Ciertas canciones suyas transmiten un buen rollo que te envuelve y es inevitable empezar a moverse. Sabemos que se lo curran. El público se entregó a la música y al desmadre. Quizás por eso, ellos mismos perdieron un poco el control sobre sus instrumentos, aunque poco importó. Fue cuanto menos, divertido.
Hicieron un recorrido sobre su repertorio incluyendo canciones como "Television", "Gigantic Trees" y su single, el cual llevabamos cantando desde el día anterior al bolo, "I Did Something Wrong". Terminaron, entre gritos afónicos, aplausos, pero sobre todo, mucho sudor con "Hello Stranger".
Con un merecido y necesario descanso entre banda y banda, subieron después los Dead Ghosts, no sin antes, hacernos saber en privado, que estaban nerviosillos por si no llegaba la intensidad de su bolo a la altura de la anterior locura de los Parrots. Pero, temimos por nuestra vida en varios momentos, lo que quiere decir que los pogos siguieron a la orden del día, lo que, a su vez significa, que intensidad no faltó. Los canadienses en el escenario chorreaban literalmente sudor, sin la necesidad de interactuar mucho con nosotros, pero tampoco hacía falta. Por no repetirnos con la entrada anterior de Marta, os podemos decir, que son super cercanos debajo del escenario, tanto, que no dudaron en venirse de fiesta con nosotros después del concierto.
Tenemos planes para este finde y días posteriores, así que volveremos pronto, que ya hemos vuelto y con más ganas que nunca.
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